«The Killer», de Félix Gollán

Acerca del autor
Félix Gollán nació en la Romagosa, en 1965.

Siempre del lado incorrecto, hasta hoy no lo supera.

Tiene una hija hermosa.

Y listo.

(foto de Juan Cruz Sánchez Delgado)

 

 

 

 

Llovían cuervos muertos en primavera
Abrí la ventana
era primavera
llovían cuervos muertos
buen augurio, pensé
no tendría que haber existido nunca

 

La mano del niño despiadado que timoneaba la muerte
Los tres gatitos que encontré
¡tendrían semanas!
estaban indefensos
yo los miraba, ellos me olían
yo los condené
miau miau miau
pedían piedad creo
los agarré del cuello
los mandé al fondo del piletón
la vida de los tres luchaba entre mis manos
el agua del canal llevó sus espíritus
yo los condené

 

Loras a las brasas
Papá chiquitín nos insistía en que matáramos a las loras
las malditas culeadas devoraban los duraznos tomates.
Papá chiquitín quería quemarles los nidos a las sucias loras
con arcos y flechas nos armó.
Shuc… Shuc…Shuc…
volaban las flechas incendiadas…
en las ramas ardían los nidos
se desvanecían en el aire y yo las hurgaba con un palo.
Los restos de los nidos…
Me babeaba: era como fumarse un alijo de opio.

 

Ese puto tres
La profesora conchuda me condenó
con ese puto 3
“casi aprobás, pelotudo”.
Estoy frito, pensé.
—-

El 3CV ronroneaba
con la tibia de mi madre adentro
el chiquilín bufaba afuera.

Pupilo te vas
el bolso está listo.
Estaba afuera de la manada.
Los primos de mi viejo
nos esperaban.
Eran amables
rara vez hablé
eran unos cobardes
en vez de aclararme
y de darme forma
me oscurecieron y deformaron.

El pupilato era moderno y gris
lo rodeaban los verdes olivos
al fondo el lago de mercurio
en abril le declaramos la guerra
todo era tristeza.

Cantábamos la aurora
dije basta
el celador me gritaba
seguí caminando
encaré para el lago de mercurio
metí los pies
estaba fría
yo lo estaba más
nos abrazamos
lo último que vi
fueron los verdes olivos.

 

Maternidad nacional
Una y media
24 de julio
llegamos en tropel
sentados en la escalera la esperamos.
Gritaba la madre
sus hijos
no mis hijos
me acompañaban.
Me llamaron.
¿Sos el padre?
Sí, dije.
La chinita ya está aquí.
Entré y la vi.
Una cosa minúscula bañada en sangre.
Gritaba como una hija de puta.
Fue muy raro, no sabía qué hacer.
La enfermera nos dijo
vuelvan mañana, ellas tienen que descansar.
Nos fuimos.
No estoy seguro si contentos o qué.
Me sentí inútil y distante.
A la mañana siguiente volví,
entré a la sala.
Las dos eran una.
Pezón de madre y labios de niña.
Estaba solo,
más solo que nunca.

 

Los jueves
Estoy contento
mi cielo no tiene fin
Renata juega en el verde fondo profundo.
Siempre vuelve.

 

Decile a Félix que está todo bien
Jorge Eduardo está ahora en otra vida
me cuesta entenderlo
hoy puchi viene a casa
comemos milanesas con papas fritas
come con ganas, me divierte.
Preparo su cama y la mando a dormir.
Más tarde me acuesto yo.
A la mañana cuando estamos desayunando
Puchi me dice
“anoche el tío Jorge
se sentó en mi cama
y me hablaba
me dijo que te quedaras tranquilo
que él estaba bien”.
Comencé a llorar
No sé si de alegría o de algo insoportable.
Sabía que este culeado no se iba ir sin despedirse.

 

Cardio
Cuando tu corazón dejó de latir
morí mucho.
Cuando el mío deje de latir
moriremos los dos.
Nos veremos en el arco iris.

 

20 de enero
Sin plata en la noche, solo.
¿Voy por acá? No, mejor por ésta.
Siento la brisa por el cuello y sigo.
Ya no quiero dormir.

 

Un domingo cualquiera
Me levanto temprano
tomo mate
fumo
Renata duerme
me tiento
600 besos le doy en el cachete
desayunamos
limpio la casa
vamos al vivero
compramos plantas
volvemos
ella juega
ve tele o lee Condorito
clásico: ¡milanesas
a la napolitana!
Se manda una cagada en el baño
me la oculta
cuando me doy cuenta
miro el baño
me vuelvo loco
creyó que no la iba a ver
la puteo
no me gusta que me mienta
yo fui un gran mentiroso
ahora no
nadie me puso límites
sólo a los golpes
ese no es el camino
pienso hoy
después de 35 años
más o menos
pienso todo lo contrario
mientras escribo esto
aprendo a escuchar
la radio
¡qué difícil es
razonar! Tan difícil
como escuchar.
Renata no escucha
por ahora
me tomo un saque
por si las moscas
sigo limpiando la casa
mientras tanto
escribo mientras tanto
disfruto
fuimos al vivero hoy
ahora gasto en plantas
y no tanto en frula
por si las moscas
se me pase el enojo
con Renata
ahora me cuestiono
mi comportamiento
haz lo que yo digo y no lo que
yo hago.
No me tiembla la voz
cuando le recrimino ciertos comportamientos
a Renateitor.
La merca que compré hoy
es malísima
no importa
termino de limpiar
mi casa está limpia
llena de plantas
libros, películas
fotos, muebles, platos
cacerolas, aromas
lisoform desinfectante
pero por sobre todas las cosas
aroma a hogar
pablo esto es salud
ya no tengo miedo
solo escribo lo que quiero
no quiero corregir esto
ya es tarde noche
me compré otro tinto
y ya van 1000
sopa para Renata
cabellos de ángel
y ya van 1000
es difícil ser buen padre
pero más difícil debe ser
mal padre
con el tiempo me
inclino a la primera
la sangre tira
Renata me llama
cree que tiene fiebre
la asisto
le doy un geniol
sigue con la sopa
cabellos de ángel
estoy cansado
se acaba el día
necesito un diccionario urgente
Renata termino su sopa
mi bolsa también
le doy un chocolate
escribo los últimos párrafos
pienso en Juan Cruz
me sueno los mocos
estoy bien
mis fantasmas
se tomaron descanso
no los extraño
por momentos
quiero que vuelvan
me pesan los párpados
el pecho me arde
la sangre a toda máquina
quiero morir durmiendo
acelero a fondo
estoy anestesiado
me quiero dormir
finito
y feliz

 

Otra vez te fuiste
Ya te fuiste.
Las lágrimas de mi cerveza
y mi tristeza
llenan mi panza.
Renata, te corono de flores.
Un funeral de primavera.
¿Por dónde mierda andarás?

 

 

 

 

Acerca de “The Killer”
Una vez Félix Gollán escribió una carta imaginaria. Era una carta destinada a su madre, escrita como si él tuviese 19 años y estuviese en la colimba. La carta te partía el alma. Le pedí a Félix que escribiera otra más. Redactó la respuesta de la madre: era una bomba de dolor.

Todos los poemas de “The Killer” son cartas sin destinatario. No hay una sola palabra de más. No podemos responder. Sólo nos queda mirar el papel y leerlos una y otra vez.

Si fuésemos la niña de uno de los poemas, si fuésemos el fantasma de uno de los amigos que aparece en un poema: ¿Qué haríamos?

Hay unas palabras de un escritor que me vienen justo a la cabeza: “este es el mundo de los desclasados, de los marginales, de los sin hogar / brillan con su fuego perdido en la noche”.

2 respuestas to “«The Killer», de Félix Gollán”

  1. ana laura 19 diciembre, 2011 a 19:42 #

    leo al hombre
    su corona de flores renata
    huelo su sopa
    y sé
    que grita con las puteadas
    que llora
    como el niño menor de la casa.

  2. Stella 21 diciembre, 2011 a 15:26 #

    Una sonrisa llamada Renata.

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