«Ya nadie baila en los recitales», de Rocío Paulizzi

Acerca de Rocío Paulizzi

Nació en marzo de 1981, en Realicó (La Pampa).
Cursó Comunicación Social en la Universidad Nacional de Río Cuarto, ciudad donde formó parte del grupo literario “El Grito» y publicó sus primeras plaquetas.
Desde 2005 vive en Córdoba donde trabaja en la difusión y prensa de bandas de rock.
Sus escritos han sido publicados en diversos medios gráficos y digitales.
Es co-autora del libro “Estado de Grito” (2005) y autora de “Ásono” (Ed. Cartografías, 2009).

 

 

 

 

 

 

Ya nadie baila en los recitales
No hay una mesa servida pero
los cubiertos hacen ruido contra la porcelana azul.
Podría ser una reunión de amigos o bien
el recuerdo insistente del plato con el metal,
del metal con el plato, del plato con el metal.

Debo olvidar la idea de que ya nadie baila en los recitales, pienso mientras
mastico la comida imaginaria.
Debo dejar de pensar.
Está bien, me digo, y entonces
como. Hago de cuenta que como la comida imaginaria
y que el ruido viene de mi plato y
que interactúo con otras personas también imaginarias, sentadas
a la mesa.

Las personas sentadas a la mesa no son como las del poema de Casas, aunque
hay una embarazada y, afuera, la ropa en la soga aplaude para
el perro que mira sin ningún tipo de pasión, y que
tampoco existe.
Como. Interactúo. Trato de escuchar algo que no sean los cubiertos. Una
onda satelital emitida por un astronauta. Una conversación en
la que ninguna de las personas diga la palabra yo.

¿Por qué las ollas al final de los arco iris están vacías? dice, de pronto, la
hija que nunca tuve.
Ella me tironea la ropa. Busca respuestas.
Después se aburre, sale al patio, tira cosas que el perro no
quiere buscar.
¿Cómo le digo a esa hija que escribir sobre arco iris en
medio de un poema es
un acto, por definición, suicida?

La hija que nunca tuve habla con las personas imaginarias de la mesa y
cuando presiente que ha perdido su atención
se pone a cantar.
Ya nadie baila en los recitales, pienso, mientras la escucho
cantar la canción del Mundial 90´ en perfecto italiano.
Cuando termina llora.
No es consuelo lo que recibe. Son aplausos.
Las camisas colgadas en el patio imaginario
acompañan los festejos
gracias al viento.
Sería bueno que el viento traiga algo de lluvia, digo,
pero el alboroto tapa las palabras.
La hija que nunca tuve se queda dormida sobre dos sillas que
juntó para hacerse una camita.
Sólo cuando ella se duerme las personas sentadas a la mesa
callan.

Yo sigo escuchando el ruido de los cubiertos, como si fuera un tren que
no hace escalas y
pienso en los arco iris y en el sueño de la hija que nunca tuve
(las dos sillas haciendo camita)
y en los planetas
y en las personas que no bailan en los recitales y en
un poema que hable de todo eso.

Debo dejar de imaginar cosas.
Tengo que conseguirme un arco iris para cuando termine de escribir.
Voy a suicidarme con uno de esos.

 

Belle Epoque

02:45

Vamos a dar una vuelta, decís y
antes de salir un tipo le
da un empujón a la chica más linda.
Le pregunta si se siente especial y
ella no contesta,
se ríe fuerte.

¿Son sus dientes los que brillan
o las chispas de los encendedores?

Los más chicos se van para allá,
hacen grupito.

00:37

El Sr. Sound baila y
yo me río

chateo con una amiga
ella dice que quiere un
novio que le baile
y la haga reír
yo me muevo en la silla que gira y
se sube y se baja sola

soy una cantante punk en pleno show
escribo un poema y
saludo a Elisa, pongo que
me gusta la foto de
Nati Nin

el Sr. Sound baila y nos
olvidamos de todo

los únicos instrumentos que suenan
salen por esas cajas
yo escribo una poesía
soy una cantante punk en pleno show
digo por chat que ese novio ya viene
que está llegando

05:15

Quiero escribir ese poema.
El que dice que leés a Carver cuando vas al baño y
después me contás todo, a
excepción de los detalles.

04:01

El pibe que saca fotos cree que somos hermanos.
Está por disparar.

Me gustaría saber adónde muere la música, te digo
pero vos no querés más preguntas.

Levantás la mano para tapar la cámara,
parecés un rockstar.
20:17

Me pasé la tarde leyendo epitafios.

07:30

Soñé que aprendía a tocar una guitarra.
Era la guitarra del Sr. Sound, esa que tiene
fondo negro y rayos de colores brillantes
por todas partes.
Nada era fácil en mi sueño,
no era como esas veces en las que uno simplemente vuela o
salva a una población de una
epidemia de hammsters.
Soñé que tocaba una guitarra
-la guitarra del Sr. Sound- y que
me costaba aprender.

Esta noche intentaré soñar que practico
los ejercicios cromáticos:
1, 2, 3, 4 ó
1, 3, 2, 4 ó
4, 3, 2, 1

Si veo que no me salen voy a escribir un poema.
Un poema sobre una mujer que nunca aprendió a tocar la guitarra o
un poema sobre una guitarra que no
quiere que la toquen mal.

Voy a escribir un poema sobre una guitarra.
Espero que no se entere el Sr. Sound.

16:30

Cuando no estás
me gusta dormir de tu lado de la cama,
usar tu bata después de bañarme,
sacar lo que queda de talco en tus zapatillas para
ponerlo en las mías.
00:01

Quiero ese poema.

 

se casa una vieja

El Sr. Sound mira el partido de Boca y putea.

Toca la guitarra (o practica, no lo sé) y
tararea un tema de Blur.

Me pregunta qué pasa cuando llueve y,
a la vez,
hay sol.

 

25 de mayo

Escuchamos música y
bailamos un rato
y entonces vos tenés 70 y
yo 60.

las arrugas de nuestras caras hipotéticas se pegan
se meten una dentro de la otra
inventan una nueva cara

algunas cosas son ciertas ahora, pienso

Afuera hay sol,
las venas de la planta hacen lo suyo.

 

 

 

 

 

Acerca de «Ya nadie baila en los recitales«

Un poema con un perro imaginario y una niña imaginaria y comensales imaginarios. Otro poema en el que el tiempo está roto y una mujer toma prestada una guitarra y practica sola y lee epitafios. Después la mujer escribe: “cuando no estás / me gusta dormir de tu lado de la cama / usar tu bata después de bañarme / sacar lo que queda de talco de tus zapatillas para / ponerlo en las mías”.
Un poema de una mujer que quiere “ese poema”, pero no sabemos cuál.
Los arco iris aparecen pero no se nombran, las cosas se deterioran, las plantas viven solas y ya nadie baila en los recitales. ¿Dónde estamos cuando estamos acá?, parece preguntarnos los poemas de Rocío Paulizzi.
Mientras tanto vagamos arriba de las palabras. Las palabras no envejecen. Nosotros sí.

2 respuestas to “«Ya nadie baila en los recitales», de Rocío Paulizzi”

  1. malén 21 diciembre, 2011 a 12:57 #

    las dos sillitas haciedno camita 🙂

  2. Stella 21 diciembre, 2011 a 15:33 #

    Una guitarra que alguien sabe tocar aún espera su poema.

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